Afloran las fallas de diseño del anclaje cambiario
- vsalmeronz
- 19 oct 2024
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Actualizado: 22 oct 2024
El mercado acabó con la paridad a 36 bolívares por dólar. Todo apunta a que las autoridades, sin resolver inconsistencias y problemas de fondo, ganarán tiempo con una depreciación gradual de la moneda para anclar al dólar en una nueva tasa.
Víctor Salmerón

Pixabay
Durante doce meses el Banco Central mantuvo fijo el tipo de cambio oficial y la inflación se desaceleró notablemente, pero en las últimas dos semanas el mercado desnudó las inconsistencias en el diseño del anclaje del dólar y dejó en evidencia la fragilidad de la estabilización.
Tras permanecer entre 35-36 bolívares la cotización del dólar comenzó a escalar y ya se ubica en 39 bolívares por el efecto del incremento de la demanda, la debilidad en la oferta, el alza de la liquidez, la brecha con el dólar paralelo, la falta de confianza en la moneda y fallas en la implementación de la estrategia.
En un modelo de tipo de cambio fijo es clave la tasa a la que se fija el dólar porque si bien la señal de estabilidad cambiaria ayuda desacelerar la inflación, los precios siguen aumentando mientras que el dólar no se mueve.
Si el promedio de los precios de la economía suben más rápido que el tipo de cambio progresivamente el dólar se convierte en un artículo barato. Es lo que en Argentina han denominado el “atraso cambiario”.
Si el dólar es percibido como barato crece la demanda de divisas por dos vías: se estimulan las importaciones y se abre el apetito por comprar dólares a precios de ganga.
Leonardo Vera, presidente de la Academia de Ciencias Económicas, explica que “tomando en consideración que va a haber un período en que los precios se van a mover más que el tipo de cambio, has podido fijar el anclaje en un tipo de cambio más alto para no perder competitividad y evitar el atraso cambiario, pero lo fijaron muy abajo”.
La inflación de Venezuela pasó de cifras de tres dígitos a niveles más terrenales pero sigue siendo mucho más alta que la de los países con los que tiene relaciones comerciales y los productos hechos en el país se encarecen más que, por ejemplo, los elaborados en Colombia.
Esta condición, junto a un tipo de cambio fijo con una tasa muy baja, se traduce en que un dólar compra mucho más en el exterior que en Venezuela, algo que estimula las importaciones y alienta la demanda de divisas.
En los doce meses en los que el tipo de cambio prácticamente no varió la inflación, según el Banco Central, acumuló un salto de 25,8% y en Colombia solo de 5,8%.
Sin reservas
Leonardo Vera añade que si el anclaje se hubiese fijado en un tipo de cambio más alto “la demanda hubiese sido menor, habrías vendido menos dólares y podías haber creado un pequeño colchón de reservas, algo que Venezuela no tiene desde 2013”.
Las reservas internacionales, el tanque de divisas que el Banco Central administra y permite pagar importaciones, cancelar deuda y respaldar la oferta de dólares se ubica en montos ínfimos.
De acuerdo al estimado de la consultora Síntesis Financiera la porción de divisas líquidas y disponibles es de solo 1.200 millones de dólares, lo que se traduce en que la oferta de dólares prácticamente depende del ingreso proveniente de las alicaídas exportaciones petroleras.
El Fondo Monetario Internacional y el Banco de Inglaterra no han reconocido como legítimo al gobierno de Nicolás Maduro y por tanto el Banco Central no tiene acceso a Derechos Especiales de Giro por cinco mil millones de dólares y a barras de oro depositadas en Londres.

Síntesis Financiera
“El Banco Central quiere manejar un régimen de tipo de cambio fijo sin reservas internacionales líquidas. Eso desde el punto de vista teórico es absurdo”, dice Leonardo Vera.
Agrega que el gobierno no ha hecho un trabajo de política exterior con los multilaterales y tampoco ha creado una estrategia para acumular reservas, por ejemplo, a través de la venta del oro que está extrayendo en el sur del Orinoco.
No obstante reconoce que las sanciones complican la posibilidad de que el Banco Central venda oro en el exterior para acumular reservas líquidas pero destaca que “si tienes un nivel de reservas líquidas muy bajo entonces tampoco podías fijar el tipo de cambio donde lo fijaste”.
Sin confianza en la moneda
Para comprar dólares es necesario que existan suficientes bolívares y el gobierno, mediante la creación de dinero en el Banco Central y el gasto público, impulsó la liquidez en los últimos doce meses. Las cifras del Banco Central registran un incremento de 209%.
José Guerra, director del Observatorio Venezolano de Finanzas, explica que “esto siempre ha pasado con los tipos de cambio fijo o cuasi fijos: cuando hay una expansión monetaria tienden a colapsar”.
El dinero no es papel, metal u operaciones electrónicas, es fe en las instituciones que lo respaldan y los venezolanos ya no quieren atesorar bolívares; por lo tanto, el aumento de los bolívares en la economía deriva en demanda de dólares.
“El público percibe que el Banco Central no tiene reservas y el tipo de cambio fijo no es sostenible y ya ha vivido estos episodios una y otra vez. Esos dólares que están vendiendo en su mayoría son para salida de capitales”, dice José Guerra.
“Pensamos que las leyes económicas no se aplican en Venezuela. Que puedes dejar el tipo de cambio fijo con una inflación seis veces más alta que la internacional y no te va a pasar nada, o que puedes mantener fijo el tipo de cambio mientras más que duplicas la liquidez”, resume José Guerra.

BCV
Agrega que las tasas de interés también influyen en el desequilibrio. “Un portafolio de inversión conservador en Estados Unidos está rindiendo 8% en dólares y medianamente riesgoso 15%. Entonces quieres que la gente deje su dinero en bolívares al 25%”.
Añade que la inflación no se desaceleró en mayor medida, a pesar del anclaje cambiario, por el ajuste en las tarifas de servicios públicos, porque los costos de reposición comenzaron a calcularse de acuerdo al tipo de cambio paralelo y por una serie de “rigideces que genera la falta de credibilidad”.
El costo social
Mientras el gobierno mantiene el gasto en partidas sobre las que hay poca transparencia ha optado por evitar un mayor salto de la liquidez congelando el salario de los trabajadores públicos, las pensiones, reduciendo la inversión y ahogando el crédito en la banca obligándola a engavetar más de dos tercios del dinero que gestiona.
“El ajuste ha sido sobre la ciudadanía y las empresas, que sufren la falta de créditos. Además, sobre los trabajadores públicos, los pensionados y los jubilados del sector público. En mi opinión, ha debido hacerse en otras partidas, por ejemplo, ese gasto que Pdvsa cubre con pagarés que le compra el Banco Central”, dice Leonardo Vera.
“Que se ajuste Pdvsa no quiere decir que produzca menos petróleo porque la mayor parte de la producción viene de la actividad de los socios privados en las empresas mixtas”, agrega.

Global Scope
Mercado disfuncional
Leonardo Vera considera que la manera en que se estructuró el mercado cambiario es desacertada. Básicamente funciona a través de tres tramos: los dólares que oferta el Banco Central y se asignan a clientes de mayor capacidad de compra, las mesas de cambio de los bancos y el menudeo.
“Esta estructura de tres mercados segmentados e incomunicados es un mal diseño. Además, no hay incentivos para que las empresas privadas vendan dólares porque la tasa es muy baja, entonces prácticamente no hay diversidad de oferentes salvo casos como el de Chevron”, explica.
Otro aspecto clave, añade, es que para anclar el dólar el Banco Central debería intervenir con un monto que conduzca el precio hasta el nivel deseado, pero lo que está ocurriendo es que el Banco Central les dice a las entidades financieras a qué precio comprar y vender independientemente de la demanda.
La consecuencia, es que la demanda insatisfecha se traslada al mercado paralelo y allí la tasa ha aumentado hasta 47 bolívares por dólar, generando una brecha de más de 20% con el tipo de cambio oficial que amplifica las distorsiones.
Flotación administrada
El tipo de cambio que durante doce meses permaneció estático ha quedado atrás. Sobre la mesa está la opción de que el gobierno haga un ajuste importante y establezca una tasa más competitiva que reconozca la brecha con el dólar paralelo. También está la alternativa de un ajuste gradual y lento.
“No veo más alternativa que dejar que el dólar se desplace, desanclar la economía y al hacerlo se perderá credibilidad en que puedes mantener un tipo de cambio fijo”, dice José Guerra.
Leonardo Vera indica que “la paridad a 36 bolívares por dólar está rota. No ha habido anuncios pero pareciera que van a deslizar el tipo de cambio gradualmente, hasta que encuentren una paridad que les parezca cómoda y ahí van a anclar de nuevo”.
Como todo apunta a que Venezuela seguirá teniendo una inflación superior a la de sus socios comerciales, el tipo de cambio se irá desfasando y “lo que estamos ganando al final del día es un poco de tiempo”, añade Vera.
Otra opción, explica, es fijar el dólar en una tasa que reconozca el desequilibrio, ajustar los déficits de las empresas públicas, parar el financiamiento monetario y detener en seco la inflación para luego ir abriendo las compuertas del crédito bancario e ir mejorando los salarios.
Si bien en el primer mes de este ajuste habría un impacto en la inflación esto se absorbería rápidamente y luego comenzaría a declinar. Además, de esta manera el Banco Central podría acumular reservas con la idea de ir a lo que Leonardo Vera, Luis Zambrano Sequín y Francisco Saez proponen en el libro Estabilización, Crecimiento y Política Cambiaria en Venezuela: un sistema de flotación administrada.
“En la medida en que la inflación deja de ser un problema y es similar a la de nuestros socios comerciales el régimen cambiario no tiene por qué ser el ancla, podríamos ir a un régimen más flexible hasta llegar a una flotación administrada porque el objetivo fundamental sería crecer y para eso es muy importante un tipo de cambio competitivo”, dice Leonardo Vera.
Pero reitera que “si hay algo fundamental para cualquier régimen cambiario es tener reservas líquidas. El Banco Central tiene que proponerse una estrategia de aumento de las reservas, su reconstrucción es fundamental para la sostenibilidad de cualquier régimen cambiario”.
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