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Nuevos BRICS: ¿la era del sur global?

Expertos consideran que el bloque es una herramienta de China para impulsar un nuevo orden global. El gobierno de Nicolás Maduro tiene como punto estratégico el ingreso de Venezuela.


Víctor Salmerón


Gerentesis BRICS ampliación

Imagen de kirill_makes_pics en Pixabay


Con China como el actor más poderoso e influyente el sur global, como se identifica al conjunto de países que pugnan por la reforma del sistema internacional, comienza a reorganizarse en un grupo relevante para la economía del planeta: los nuevos BRICS.


La adición, a partir del primero de enero de 2024, de Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Irán, Egipto, Etiopía y Argentina a los cinco miembros actuales del BRICS -Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica- crea un grupo que representa 37% de la economía global y 47% de la población mundial.


Aunque en esta oportunidad no logró el objetivo Nicolás Maduro dejó en claro su intención de formar parte del bloque, algo que podría suceder en la próxima cumbre a celebrarse el 2024 en Kazan, Rusia.


El pasado 24 de agosto Maduro resaltó que Venezuela sería una pieza importante porque añadiría “a este modelo integrador mundial las mayores reservas de petróleo certificadas del mundo, entre otras riquezas”.


Agregó que el Plan de la Patria escrito por Hugo Chávez contempla como un punto estratégico “trabajar junto a los BRICS, los BRICS como vanguardia del mundo multipolar”.


La declaración

Expertos interpretan la ampliación de los BRICS como una herramienta de China para impulsar un nuevo orden global y crear un contrapeso al G7, el bloque formado por Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón, Reino Unido y la Unión Europea.


“El objetivo de Pekín es crear un contrapeso al G7. Reforzar los BRICS es una valiosa herramienta en la búsqueda del liderazgo chino”, dijo al Financial Times Moritz Rudolf, investigador del Centro de Estudios de China de la Universidad de Yale.


Xulio Ríos, asesor emérito del Observatorio de la Política China, afirma en un análisis que “hoy por hoy, este acrónimo BRICS concreta el principal mecanismo a disposición de Pekín para proyectar una nueva ronda de reforma del sistema de gobernanza mundial, marcada por la ampliación del protagonismo del sur global”.


La declaración de los BRICS tras la reciente cumbre de Sudáfrica, demanda la reforma del Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional, la Organización Mundial de Comercio y la ONU por considerar que no se ajustan a las necesidades de los países en desarrollo.


“Pedimos una mayor representación de los mercados emergentes y los países en desarrollo en las organizaciones internacionales y los foros multilaterales” dice el documento y añade que “apoyamos una reforma integral de la ONU, incluido su Consejo de Seguridad”.


El Consejo de Seguridad cuenta con cinco miembros permanentes, dos de ellos Rusia y China, y diez miembros no permanentes. Brasil e India, entre otros países en desarrollo, reclaman más poder en el organismo cúpula de la ONU.


El grupo considera a la Organización Mundial del Comercio como el núcleo de la globalización pero pide “un trato especial y diferenciado para los países en desarrollo”. El Fondo Monetario Internacional es visto como el centro de una “red de seguridad financiera mundial” y se pide más cuota para “los mercados emergentes y economías en desarrollo”.


Estas reformas, de alcanzarse, se traducirían en menos influencia del G7 y de otros países desarrollados en los principales organismos del orden global.


El Banco de desarrollo

En 2015 los BRICS crearon el Banco Nacional de Desarrollo (BND) como alternativa a las organizaciones financieras clásicas como el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo.


Desde entonces el BND ha desembolsado 33 mil millones de dólares para distintos proyectos de desarrollo e infraestructura y su presidenta, la expresidenta de Brasil Dilma Rousseff, afirmó que este año contempla préstamos equivalentes a entre ocho y diez mil millones de dólares.


El BND puede sumar como miembros a países que no formen parte de los BRICS y tras su creación añadió a Bangladesh, Egipto, Emiratos Árabes Unidos y Uruguay que se encuentra en los últimos trámites para su incorporación.


Rousseff señaló al Financial Times que el BND, a diferencia del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, no impone condiciones políticas: “Rechazamos cualquier tipo de condiciones. A menudo se concede un préstamo con la condición de que se lleven a cabo determinadas políticas. Nosotros no hacemos esto. Respetamos las políticas de cada país”.


Pero el BND ha tenido que reconocer el poder del orden global y tras la invasión de Ucrania suspendió todas sus operaciones en Rusia, un país miembro, para evitar las sanciones de Estados Unidos y quedar aislado del sistema financiero internacional.


A fin de disminuir la supremacía del dólar el BND contempla que 30% de los préstamos a conceder se hagan en moneda local. “Las monedas nacionales no son alternativas al dólar. Son alternativas a un sistema. Hasta ahora el sistema ha sido unipolar, pero ahora será sustituido por un sistema más multipolar” afirmó Dilma Rousseff.


La declaración tras la cumbre en Sudáfrica resalta “la importancia de fomentar el uso de las monedas locales en transacciones comerciales y financieras entre los BRICS y sus socios comerciales”.


La fortaleza del dólar

A pesar de los anhelos el derrocamiento del dólar luce lejano. Su dominio soportado por las instituciones y la profundidad del mercado de capitales de Estados Unidos por ahora no tiene rival.


De acuerdo a las estadísticas del Fondo Monetario Internacional la proporción del dólar en las reservas mundiales de divisas se ubicó en 59% al cierre del primer trimestre de este año, seguido por 19,7% del euro, 5,4% del yen japonés, 4,8% de la libra esterlina y tan solo 2,5% para el renminbi de China.


Si bien el uso del dólar como moneda de reserva en el mundo ha caído doce puntos porcentuales desde la introducción del euro en 1999 Barry Eichengreen, Profesor de Economía y Ciencias Políticas de la Universidad de Berkeley, explica en Is de-dollarisation happening? que los reportes sobre su pérdida de supremacía son exagerados.


Un aspecto a tomar en cuenta, explica Barry Eichengreen, es que cuando los bancos centrales intervienen con fuerza en el mercado cambiario de sus países lo hacen vendiendo dólares, como lo hizo China en medio de la salida de capitales que sufrió en 2015.


Aunque las sanciones a Rusia dejaron en evidencia el riesgo que puede suponer el uso del dólar para fines geopolíticos y un aumento en el valor de la moneda estadounidense golpea a los países en desarrollo no hay evidencia de un tránsito relevante hacia el renminbi.


Retos y contradicciones

Un aspecto que destaca en la conformación de los BRICS son las diferencias. Sudáfrica, Brasil e India son países democráticos mientras que China y Rusia son regímenes autocráticos. China e India mantienen una disputa fronteriza y la economía de China es mayor a la de todos los miembros actuales juntos.


Oscar Hernández, embajador retirado, indica que “hay visiones distintas en el grupo. India y Brasil, a diferencia de Rusia y China que tratan de ser más antioccidentales, buscan el equilibrio. El presidente de Brasil, por ejemplo, planteó la necesidad de un encuentro entre el G7 y los BRICS”.


Agrega que “los BRICS son una opción para el sur global pero corre el riesgo de quedar atrapado en la retórica contra Estados Unidos y en una plataforma para que China muestre su liderazgo. De ser así va a culminar en fracaso como ocurrió con el Movimiento de Países No Alineados”.


En su opinión para que los BRICS realmente evolucionen como bloque necesitan reglas que tomando en cuenta que ya forman parte de la Organización Mundial de Comercio tengan requisitos más exigentes como “regímenes laborables similares para una competencia equilibrada entre sus países”.


“Brasil y Argentina tienen una legislación avanzada en relación a salarios y tendrían que competir con países de este grupo donde no se respetan los derechos humanos o los derechos de los trabajadores, eso va a generar fricciones en algún momento” dice Oscar Hernández.


Argentina se unirá a Brasil como miembro de los BRICS en enero de 2024 pero los dos candidatos mejor posicionados en las encuestas para ganar las elecciones presidenciales del próximo 22 de octubre, Javier Milei y Patricia Bullrich, han señalado su oposición al ingreso del país.


Oliver Stuenkel, autor de The BRICS and the Future of Global Order afirma en Americas Quaterly que el ingreso de Irán, “un régimen que suministra drones a Rusia para su invasión de Ucrania y está sujeto a amplias sanciones económicas, corre el riesgo de consolidar la percepción de que los BRICS son una alianza antioccidental liderada por Pekín y Moscú”.


“Esto puede quedar especialmente claro en 2024, cuando Vladimir Putin planea acoger la 16ª Cumbre de Líderes de los BRICS con gran éxito de asistencia en la ciudad de Kazán, con la esperanza de demostrar que los planes occidentales de aislarle han fracasado”, agrega Oliver Stuenkel.


Gerentesisve@gmail.com

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