Luis Zambrano Sequín, miembro de la Academia de Ciencias Económicas, explica que en las circunstancias actuales difícilmente podrá sostenerse la política de estabilización que aplica el gobierno.
Víctor Salmerón
Luis Zambrano Sequín/ Foto Manuel Sardá
Luis Zambrano Sequín, profesor e investigador de la Universidad Católica Andrés Bello y miembro de la Academia de Ciencias Económicas, considera que sin una salida satisfactoria a la crisis poselectoral el ajuste que ha permitido anclar el tipo de cambio y desacelerar la inflación estará bajo una severa amenaza.
“En un escenario de endurecimiento del gobierno en su posición de no negociación, de dificultar la posibilidad de que se construya una senda de transición, vamos a un gran desequilibrio macroeconómico en el que difícilmente será sostenible la política de estabilización que se ha implementado hasta ahora”, advierte.
En una elección señalada como no democrática por el Centro Carter, el Consejo Nacional Electoral (CNE), declaró vencedor a Nicolás Maduro y le otorgó un nuevo mandato sin desglosar el resultado por centro de votación. La oposición afirma que las actas en su poder demuestran el triunfo de su candidato, Edmundo González.
Tras catorce días de las elecciones la Unión Europea, Estados Unidos y países latinoamericanos como Chile, Brasil, Colombia y México no reconocen el resultado anunciado por el CNE.
Los venezolanos tienen la sensación de una historia repetida. Tras la muerte de Hugo Chávez en 2013 Maduro obtuvo una cerrada victoria y en 2018 se reeligió mediante elecciones cuestionadas por la Unión Europea, la mayoría de los gobiernos de América Latina y Estados Unidos, que además aplicó sanciones.
La incertidumbre cubre a la economía en un entorno donde el gobierno se atrinchera en el poder y se vislumbra mayor aislamiento internacional y endurecimiento de las sanciones.
El fin de la normalidad
El ajuste que permitió salir de los años bárbaros de la hiperinflación se fundamenta en el anclaje del tipo de cambio para calmar las expectativas y restarle velocidad al aumento de los precios; para ello el Banco Central vende divisas y el gobierno dosifica la inyección de dinero para que haya menos bolívares disponibles para comprar dólares.
El resultado es un entorno donde la cotización del dólar prácticamente no ha variado en lo que va de año, los precios aumentan a menor velocidad y el crecimiento es bajo y encapsulado en pocas áreas. Esta “normalidad” está bajo un enorme riesgo.
Fuente: Banco Central de Venezuela
“Esta política requiere ingresos externos sostenibles y probablemente crecientes. Si se endurecen las sanciones en un contexto donde es más amplio el consenso en relación a la ilegitimidad del gobierno, no creo que el Banco Central tenga el músculo para sostener la estabilización del tipo de cambio nominal”, dice Luis Zambrano Sequín.
Más de tres cuartas partes de los dólares que vende el Banco Central en el mercado cambiario provienen del ingreso por exportaciones de petróleo y se vería afectado de haber un endurecimiento de las sanciones. Esto ocurriría en un contexto donde las reservas internacionales están en mínimos históricos.
Fuente: Banco Central de Venezuela
Salida de capitales
Además, es previsible mayor presión en la demanda de divisas en un ambiente de incertidumbre política que conduce a un giro de las expectativas.
“Se necesita credibilidad en que la política de estabilización se puede sostener y sin las perspectivas de una negociación va a haber un quiebre de expectativas que muy probablemente derivará en una mayor salida de capitales y menor inversión, incluso en las pocas áreas donde la ha habido en el pasado inmediato”, dice Luis Zambrano Sequín.
Añade que de tomar cuerpo este escenario los dólares que inyecte el Banco Central al mercado cambiario “se van a transferir al exterior. Sin estabilidad e incertidumbre todos sabemos que se producen salidas de capital y muy pocas entradas”.
“Esta es una situación muy distinta a la que existía antes de las elecciones donde las divisas que se estaban inyectando principalmente servían para satisfacer la demanda por importaciones y motivos transaccionales”, agrega.
Si bien en este momento no es sencillo transferir dólares al exterior por limitaciones en la banca señala que “si los agentes económicos estiman que hay que protegerse contra la incertidumbre y una posible devaluación del tipo de cambio, que además está apreciado en forma significativa, encontrarán la manera de sacar el dinero”.
“Lo han hecho incluso en periodos en los cuales los controles cambiarios eran muy severos, de manera que el mercado conseguirá la manera de resolver eso”, añade.
Explica que otro factor a tomar en cuenta es que “se han roto relaciones diplomáticas con países vecinos y esto hace más difícil el intercambio comercial, los negocios e incluso el envío de remesas”.
El gobierno está expuesto a un mayor aislamiento y al endurecimiento de las sanciones pero cuenta con aliados como China, Rusia, Turquía, Irán. ¿Cree que esto puede estabilizar a la administración de Nicolás Maduro?
China se está abasteciendo del petróleo ruso que resulta menos costoso y es prácticamente una oferta infinita para ellos. Rusia es un competidor en el mercado petrolero, pero cuando hablamos de incertidumbre eso también incluye a estos países. El gobierno de Maduro se ha debilitado desde el punto de vista político y geopolítico, ya no tiene el mismo soporte interno que garantizaba estabilidad en el mediano y largo plazo.
La inversión extranjera es fundamental para Venezuela. ¿Descarta entonces que iniciativas como las zonas especiales o la Ley Antibloqueo capten inversiones de estos países que son los aliados políticos?
En la última década no ha habido inversión en proyectos de mediano y largo plazo con grandes efectos multiplicadores. La mayoría de los proyectos con China se detuvieron, no se concretaron y los préstamos fueron básicamente para financiar la importación de productos chinos. ¿Dónde están las inversiones de Irán o Turquía? En esta circunstancia de incertidumbre y debilidad del gobierno dudo mucho que vayamos a ver grandes sorpresas en inversiones o préstamos de esos países.
Se esperaba que las elecciones dieran paso a un gobierno reconocido que pudiese acudir a los organismos multilaterales para obtener recursos. ¿Cómo analiza el impacto de que, como todo sugiere, esta puerta seguirá cerrada?
Para la reconstrucción de su economía Venezuela va a requerir un apoyo fuerte, importante de los organismos multilaterales, también de otros gobiernos y reformas internas e institucionales muy grandes. La reconstrucción de Venezuela como sociedad y como economía no puede hacerse sin esos recursos.
La posibilidad de recuperar el acceso al crédito internacional pasa por reestructurar la deuda externa, algo que tampoco luce factible.
En estas condiciones Venezuela no tiene ninguna posibilidad de negociar nada. Las reestructuraciones de deuda necesitan muchísima credibilidad, un gobierno con alta reputación, instituciones sólidas y un consenso político interno muy elevado porque se asumen compromisos que van a durar décadas.
La transición energética tiene implicaciones importantes. Hay una ventana de oportunidad para aprovechar las grandes reservas de petróleo que tiene el país pero no va a ser eterna, es como si Venezuela continúa sin debatir temas vitales. ¿Este no es un costo que suele obviarse cuando se habla de la crisis política?
Venezuela está perdiendo el autobús desde hace varios años y esa es una de los grandes costos que la inestabilidad política le ha generado y le va a seguir generando al país. Hay cambios estructurales en la economía mundial y hay una ventana de oportunidad que cada vez es más pequeña. No sé si vamos a tener tiempo de resolver los conflictos internos para aprovechar lo que queda de esa ventana petrolera.
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