Sary Levy, miembro del equipo que preparó el plan de gobierno de María Corina Machado, explica qué se contempla para iniciar un giro profundo de la economía en caso de una victoria de la oposición en las elecciones del 28 de julio.
Víctor Salmerón
Sary Levy, miembro de la Academia de Ciencias Económicas
Sary Levy, miembro de la Academia de Ciencias Económicas y del equipo que elaboró el plan de gobierno de María Corina Machado, la principal líder de la oposición, considera que el país está preparado para un nuevo modelo que supere la crisis e impulse la prosperidad.
“El liderazgo político actual y la población han internalizado la necesidad de trabajar juntos y con el aprendizaje, tras lo padecido en estas dos décadas, podemos enrumbarnos, en democracia, a un esquema de libertad, respeto y dignidad del ser humano”.
La idea es avanzar a una sociedad que permita el desarrollo individual, con un Estado al servicio del ciudadano y “una economía de libre mercado porque promueve la innovación, fomenta la competencia y nos permite crecer para atender las necesidades de la población”, añade.
Tras el fracaso del cerco al mercado y la reducción del sector privado el chavismo, bajo la conducción de Nicolás Maduro, mutó a un sistema donde los controles no se cumplen, pero sus leyes están vigentes; dolarización de facto, recorte salvaje del gasto público para desacelerar la inflación y bajo crecimiento encapsulado en pocas áreas.
La economía se redujo a la cuarta parte, la mitad de los hogares está sumergida en la pobreza multidimensional, las reservas líquidas del Banco Central son exiguas, el país tiene una gigantesca deuda externa que no paga desde 2017 y las fallas de servicios básicos como electricidad y agua limitan la producción.
De concretarse un cambio político en las elecciones presidenciales del próximo 28 de julio “comenzaremos con una economía en condiciones muy difíciles, pero estamos convencidos de que Venezuela tiene los recursos para salir adelante”, dice Levy.
El financiamiento
Para superar el desequilibrio y crecer de manera alta y sostenida hay que estabilizar las variables fundamentales; pero recalca que “ya tuvimos suficiente recesión, nosotros tenemos un plan de estabilización expansiva”.
Un aspecto clave para alcanzar este propósito es una reestructuración de la deuda externa que contemple la reducción del monto y los intereses, así como el acceso a nuevo financiamiento y un programa de asistencia del Fondo Monetario Internacional (FMI).
Al mismo tiempo se prevé negociar un plan de financiamiento y ayuda humanitaria con el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo y agencias bilaterales.
Estos recursos tendrían dos grandes objetivos: atender a la población más necesitada y reducir las fallas en servicios públicos esenciales para el despegue de la economía.
“No puedes esperar a que la economía crezca del todo para atender a la población vulnerable, lo tenemos que hacer desde el primer momento, atender los temas de alimentación, salud y educación”, dice Sary Levy.
Agrega que “al mismo tiempo, si queremos favorecer el crecimiento, tenemos que atender el mantenimiento y ampliación de los servicios básicos como electricidad y agua e infraestructura; vialidad, puertos, aeropuertos”.
Si bien este tipo de acuerdo con los organismos multilaterales toma tiempo, señala que “en estas negociaciones puedes pedir adelantos para las necesidades del primer año. Hay elementos que se han revisado para el muy corto plazo”.
También hay cálculos de cuántos recursos podrían obtenerse pero admite que ese monto solo podrá afinarse cuando comience una negociación seria entre los multilaterales y los representantes del país.
A través de la reestructuración de la deuda externa y el programa a negociar con el Fondo Monetario Internacional se aspira a “insertarnos nuevamente en los mercados financieros globales”.
“Sabemos que no será de la noche a la mañana pero en la medida que demuestres la voluntad de pagar y de organizar las finanzas públicas, favoreces un cambio en la mirada que se tiene a nivel internacional sobre el país”, dice.
Reservas y dólar
Ante la poca confianza en la moneda, el incremento del gasto público inyecta bolívares que rápidamente aumentan la demanda de dólares, en momentos en que las reservas líquidas del Banco Central se ubican en torno a 880 millones de dólares, un monto ínfimo. La consecuencia es una constante inestabilidad cambiaria.
Un gobierno reconocido tendría acceso de inmediato a los Derechos Especiales de Giro en el Fondo Monetario Internacional, por 4 mil 900 millones de dólares, y a 31 toneladas de oro depositadas en el Banco de Inglaterra que permitirían reforzar las reservas internacionales.
Tanto el FMI como el Banco de Inglaterra tienen bloqueados estos recursos tras las cuestionadas elecciones con las que Nicolás Maduro se reeligió en 2018.
“Esa posición en Derechos Especiales de Giro también se puede utilizar como garantía para obtener mayores facilidades en la negociación con el FMI”, dice Sary Levy.
Cifras al cierre del primer trimestre. BCV.
Dos monedas
Otro aspecto a considerar es que ante la pérdida de valor del bolívar, los venezolanos usan el dólar para ahorrar, calcular precios y realizar buena parte de sus transacciones; pero el bolívar no ha muerto, el gobierno, por ejemplo, lo utiliza para pagar salarios y recaudar impuestos.
El resultado es una economía bimonetaria, una condición que genera problemas pero también algunas ventajas que podrían utilizarse con un cambio de estrategia.
“Nosotros vamos a mantener el sistema bimonetario pero de una manera ordenada y formal. Esto disminuye la presión sobre las reservas internacionales”, dice Sary Levy.
Ante la interrogante de si está planteado permitir una mayor dolarización financiera en la que los dólares, al igual que los bolívares, puedan movilizarse sin restricciones a través de la banca y que exista la posibilidad de otorgar créditos en divisas, demuestra cautela.
“El primer elemento es hacerlo formal dentro del esquema actual. La profundización tendría que hacerse a partir de un diálogo con el sistema financiero y la evaluación para evitar que pueda generar inestabilidad en la banca, por ejemplo, por una mayor morosidad”, indica.
“No está descartado pero no es algo a realizar de forma inmediata sino tras una revisión adecuada de los esquemas regulatorios”, añade.
La privatización
Tras la expropiación de cientos de empresas y la incursión del Estado en múltiples áreas de la economía, buena parte del presupuesto público se dirige a cubrir balances en rojo. Es por ello que el plan de estabilización contempla un esquema de privatizaciones.
“Esto lo vemos como un mecanismo de generación de ingresos y para reducir la dispersión del gasto público, que una mayor cantidad de recursos pueda ser destinado a al gasto social y que el Estado verdaderamente se dedique a atender al ciudadano. En principio se hará una evaluación caso por caso”, dice Sary Levy.
“Tenemos que revisar todo ese cúmulo de empresas que tiene hoy en día el Estado, tanto las que están a nivel del gobierno central como las de gobernaciones para así determinar cómo avanzar en la privatización”, explica.
La producción petrolera se ubicó al cierre de mayo en 822 mil barriles diarios, según las fuentes secundarias de la OPEP y expertos consideran que elevarla hasta tres millones de barriles diarios, el nivel que existía cuando el chavismo llegó al poder en 1998, requerirá inversiones por el orden de cien mil millones de dólares.
“En el área petrolera el subsuelo, según la Constitución, pertenece al Estado pero ello no impide en lo absoluto otorgar concesiones para la explotación. El Estado en este momento no tiene cómo invertir en la industria petrolera, la participación del sector privado es fundamental”, dice Sary Levy.
OPEP
Centro de inversiones
Atraer inversión nacional y extranjera es vital para impulsar el crecimiento, generar empleo y diversificar la economía. A este respecto la idea es crear un marco que disminuya los costos y aumente la confianza.
“Cuando estableces condiciones que bajan la incertidumbre, el mercado reacciona. Se trata de tener un estado de derecho firme y reglas de juego claras para la economía, respeto a la propiedad, libertad de asociación, libertad de contrato, que no haya un entorno clientelar”, afirma.
Explica que una de las metas a alcanzar es convertir a Venezuela en un centro de inversiones que entre otras áreas, desarrolle el potencial que tiene el país en distintas fuentes de energía.
“Desarrollar el concepto de una Venezuela energética que además de petróleo tiene gas y por ejemplo energía hidráulica, verde, que es tan importante en estos momentos por los esquemas de descarbonización”, dice.
“Puedes atraer empresas que sean altas consumidoras de energía y que utilicen mano de obra venezolana, buscar socios en la aventura de producir y no limitarnos a vender recursos como hemos hecho tradicionalmente”, añade.
Un factor importante es que no se piensa en un Estado planificador. “Se trata de permitir a los sectores privados encontrar los nichos productivos de acción, que hoy en día son infinitos a nivel global y que Venezuela, abierta al mundo, puede desarrollarlos perfectamente”.
Gerentesisve@gmail.com
X: @gerentesis
X: @vsalmeron