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Tras reanudar las relaciones, ¿qué está pasando en el comercio con Colombia?

Después de un incipiente avance, las exportaciones a Colombia caen a montos insignificantes. Una opción para la debilitada industria del país es convertirse en proveedor de insumos para las empresas colombianas.


Víctor Salmerón


Gerentesis Venezuela y Colombia comercio bilateral

Petro y Maduro en Caracas/ Prensa Presidencial



Cuando en agosto de 2022 Nicolás Maduro y Gustavo Petro descongelaron las relaciones entre Venezuela y Colombia, el discurso resaltó el potencial de un mercado conjunto de ochenta millones de personas, la cercanía y la complementariedad; pero las cifras desnudan la debilidad de la economía venezolana y un lento avance del comercio binacional.


La Cámara de Integración Económica Venezolano Colombiana (Cavecol) indica que en el primer trimestre de este año las exportaciones de Venezuela a Colombia caen 17,9% respecto al mismo lapso de 2023 para descender a la insignificante cantidad de 34,7 millones de dólares. Al mismo mismo tiempo, las compras a Colombia aumentan 25,8% hasta 182 millones de dólares.


El resultado es que el volumen del comercio bilateral entre los dos países en el primer trimestre es de tan solo 217 millones de dólares, una cifra que si bien es enana se traduce en un alza de 16% respecto al ínfimo monto de 2023.


Básicamente los datos desnudan la dificultad que tienen las empresas venezolanas para exportar y la reducción del mercado venezolano donde la mayoría de las familias tienen bajo ingreso y escaso acceso al crédito.


Lo poco que exportó Venezuela a Colombia se concentró en fundición de hierro y acero, abonos, productos químicos orgánicos, aluminio y combustibles; mientras que Colombia vendió azúcares, artículos de confitería, plásticos, perfumería, cosméticos, aparatos y material eléctrico.


Industria averiada

Para exportar hay que producir a precios competitivos, algo que por ahora luce difícil para la mayoría de las empresas venezolanas. Un vuelo rasante sobre la industria privada, por ejemplo, desnuda una gran fragilidad.


En un entorno donde la población se empobreció y las ventas son bajas la industria privada venezolana, en promedio, solo está empleando 38% de su capacidad instalada, mientras que los industriales colombianos utilizan 73%.


El bajo uso de la capacidad instalada se traduce en subutilización de la infraestructura y en mayor costo por unidad producida. Conindustria afirma que las empresas también soportan una carga tributaria que deja poco margen para la inversión, falta de financiamiento y un tipo de cambio favorable a la importación.


Conindustria


La complejidad

La economía venezolana, a la luz de la teoría de la complejidad económica, perdió capacidad. Esta teoría desarrollada por Ricardo Hausmann, director del Laboratorio de Crecimiento de la Universidad de Harvard junto a otros investigadores como el físico César Hidalgo, afirma que el componente esencial de la producción es el conocimiento tácito o know how.


A diferencia de las máquinas o los manuales, este tipo de conocimiento no se adquiere fácilmente porque se basa en la práctica y la experiencia de equipos que combinan distintas capacidades.


El juego del Scrabble es útil para explicar el proceso. Para armar palabras largas, que en este caso son los productos más complejos, se necesitan muchas letras o conocimientos, mientras que las palabras cortas o productos simples requieren pocas letras de uso común.


De acuerdo con un análisis elaborado por Ricardo Hausmann, durante los últimos 25 años Venezuela sufrió un colapso y perdió capacidades; ahora hace menos palabras y palabras más cortas, algo que se refleja en sus exportaciones.


Comenzar a volver

Bajo los acuerdos de la Comunidad Andina de Naciones, Venezuela y Colombia construyeron un mercado común con reglas claras sobre aranceles, competencia desleal, propiedad intelectual, salvaguardias, aduanas e instituciones para operar y el volumen del comercio bilateral alcanzó el récord de 7 mil 200 millones de dólares en 2008.


En 2006 Colombia y Perú firmaron convenios de libre comercio con Estados Unidos. En respuesta Venezuela anunció su retiro de la Comunidad Andina y se adhirió al Mercosur.


El expresidente Hugo Chávez dijo que era un paso necesario para evitar que productos estadounidenses “triangulados” a través de Colombia ingresaran a Venezuela.


En 2011 Venezuela quedó excluida de la Comunidad Andina al concluir el plazo de cinco años para su retiro y formalmente solo quedó vigente con Colombia un Acuerdo de Alcance Parcial bajo el paraguas de la Asociación Latinoamericana de Integración (Aladi).


Si bien este acuerdo permite el comercio entre ambos países, en la práctica se redujo severamente porque Colombia, ante los problemas de pago de Venezuela y la pugnacidad política, optó por buscar otros mercados para la mayoría de sus productos mientras que Venezuela se hundió en una crisis sin precedentes que pulverizó sus exportaciones.


En febrero de 2023, a raíz de la reanudación de las relaciones comerciales, el acuerdo fue revisado y se fijó para la mayoría de los productos una rebaja de aranceles de la misma magnitud en Colombia y Venezuela.


Además se elaboró un acuerdo para la protección de inversiones que fue aprobado por el parlamento venezolano y la semana pasada obtuvo el visto bueno del congreso colombiano. Para su vigencia en ambos países solo falta la aprobación de la Corte Constitucional de Colombia.


Cavecol


Ser un eslabón

Para las empresas venezolanas reconquistar el terreno perdido en el mercado colombiano es un reto complicado.


Litsay Guerrero, experta en integración económica, explica que “a Venezuela le toca recuperar un mercado en circunstancias nada sencillas; por ejemplo, vas a competir con un producto que llega a Colombia desde Europa a buen precio y con una tecnología más avanzada”.


Desde su punto de vista para las empresas venezolanas podría ser beneficioso pensar en insertarse en la cadena de valor de empresas colombianas a manera de proveedor de insumos y no solo pensar en exportar productos finales.


“Estamos acostumbrados a solo ver el producto final y no vemos la posibilidad de que empresas venezolanas se inserten en una cadena de valor, por ejemplo, que la industria química en vez de exportar productos terminados, como podría ser un detergente, provea insumos a precios competitivos a la industria química de Colombia”, dice Litsay Guerrero.


Agrega que “si la industria venezolana no está utilizando buena parte de su capacidad instalada, una opción es pensar en cómo se inserta en cadenas regionales de valor”.


Otro elemento a evaluar, señala Litsay Guerrero, es que “nuestros acuerdos comerciales, en general, no involucran al segmento de servicios y Venezuela tiene posibilidades en este nicho, pero hay que incluirlo en los acuerdos bilaterales”.


DANE


Volver a la CAN

La administración de Nicolás Maduro contempla la posibilidad de que el país retorne a la Comunidad Andina de Naciones, algo que también estaría sobre la mesa en caso de que se concrete un cambio de gobierno en las próximas elecciones presidenciales.


Oscar Hernández, exdirector del Sistema Económico Latinoamericano (SELA), considera que para captar inversiones Venezuela necesita un marco institucional y lo más conveniente es retornar a la Comunidad Andina de Naciones.


“Es factible convencer a los socios de darle a Venezuela un fast track que le permita asumir nuevamente los compromisos establecidos en la institucionalidad andina y que eso se convierta en una ventaja comparativa para una reinserción a la economía global”, dice Oscar Hernández.


Ante la posibilidad de que los empresarios venezolanos soliciten medidas de protección, explica que “el pacto andino sufrió por el trato diferenciado con Bolivia, el norte debe ser una economía abierta para que se integre”.


Litsay Guerrero evalúa como positivo un eventual retorno a la Comunidad Andina pero advierte que es necesario estudiar en detalle la situación de cada sector y luego crear un plan que mejore el entorno de negocios y permita una integración rápida sin pensar en protección por tiempo indefinido.


A través de reformas para reducir los trámites burocráticos, armonizar los requisitos en las aduanas y modernizar procedimientos, otros países de la región como Brasil y Chile están avanzando en el objetivo de que el comercio sea trasparente, simple y más rentable.


“Tenemos que pensar qué debemos hacer a lo interno, otros países han avanzado mucho en crear un marco que facilita el comercio y otro aspecto esencial es contar con personal técnico capacitado del lado público a la hora de negociar acuerdos de comercio”, dice Litsay Guerrero.


Gerentesisve@gmail.com


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